miércoles, 3 de octubre de 2012

Trabajo, historia y la gestión cotidiana


“Es un santo aquel que construye su casa, en la que mantiene el fuego, el ganado, su mujer, sus hijos, buenas parias. Aquel que hace a la tierra producir el trigo, quien cultiva los frutos del campo, propiamente él cultiva la pureza” Yasna XXXIII, 2-3 (Zaratrusta, caldeos)

A lo largo de la historia, el concepto de trabajo ha ocupado distintos lugares en las culturas.
Haciendo un repaso histórico unos 700 años a.c. los poetas griegos consideraban al trabajo manual como un necesario y justo castigo de los dioses, siguiendo la línea de tiempo, en la Edad Media, por ejemplo, es visto (el trabajo) como un medio para cumplir con el deber natural del hombre y la caridad.
Para los renacentistas el concepto se liga a los albores del primer mercantilismo y se le suma la consideración humanista dándole la atribución de actividad creadora.
 Más tarde, “los valores humanistas del Renacimiento y el sentido trascendente del trabajo en la doctrina calvinista y luterana fueron rebasados por un orden socio-económico regido por la antropología individualista-posesiva… por una concepción laica del progreso exaltada por los enciclopedistas franceses , por la prioridad utilitaria de la producción a gran escala y por la reglamentación impersonal del contrato de trabajo” (Hopenhayn, 2001)
A principios del siglo XIX la ambivalencia entorno del trabajo: potencial de señorío y potencial de servidumbre, lo convierte en posibilidad de autodesarrollo, transformación del entorno y constructor de identidad pero también en una actividad alienante,  destructora de la identidad personal y fuente de conflicto social. Así a lo largo de este período pasamos de la alienación del concepto de trabajo al concepto de alienación del trabajo con Hegel y Marx.
Luego la administración científica introduce el concepto de “estereotipos” en la selección de personal, además de una serie de principios bien conocidos  y que ponen al “trabajo” como epicentro de todo un despliegue metodológico y administrativo sin precedentes.
Ya en el siglo XXI la tecnología muestra la dimensión más “abstracta” del trabajo humano y lo aleja de lo manual y tangible que comienza a confundirse con el resto de las actividades del hombre.
Las ciencias que abordan el tema desde el análisis como la psicología y sociología tienen tiempos distintos a la tecnología por lo que la trasformación continua deber ser gestionada con la mejora continua.
En la década de los 70 proliferan las utopías de “calidad de vida” y esto aún hoy requiere de un ordenamiento de tiempos y espacios en la vida cotidiana que el amalgamiento de actividades muchas veces lo hacen dificulto.

De esta manera lo que hoy podemos ver en muchas organizaciones es la lucha entre la utilización de estereotipos y la definición de nuevos perfiles, la gestión de personas con mayores necesidades de equilibrio ocio-trabajo, y también un nuevo concepto de trabajo dentro de la empresa y fuera de ella mediante el teletrabajo.

La clave está en el diseño de los procesos pero especialmente en la gestión del día a día.